Historia del Arte - 2º Bachillerato
Historia del Arte - 2º Bachillerato
EL ARTE GRIEGO
Introducción
El arte griego debe considerarse como el mayor logro del arte antiguo. Su legado no desapareció: los romanos lo adoptaron completamente. Su sentido de belleza y orden influyó en la imaginería cristiana en el arte de la sociedad bizantina, y las formas y principios griegos fueron revividos durante el Renacimiento y en tiempos modernos.
Desde Roma, el término classicus implicaba un carácter de calidad: una obra de arte clásico era un modelo digno de imitación. Desde el siglo XVIII, se aplicó a las obras maestras griegas y romanas.
Efectivamente, el arte clásico tiene su origen en Grecia, y el genio griego se nutre de la combinación de varios elementos:
La aportación dórica: estilo geométrico, rígido, ya formulado en el Neolítico.
Supervivencias creto-micénicas: plástica dinámica, curvilínea y espiraliforme.
Influencia oriental: asiria y egipcia, debido a las constantes interacciones con estas culturas.
Es necesario que Grecia cuente con una nueva organización social y política para crear su arte.
Frente a la rígida jerarquización de reyes-dioses y un Nilo que debía ser glorificado continuamente (Egipto, Mesopotamia y Persia), los griegos fueron el primer ejemplo de ciudades-estado en las que el hombre vivía por y para sí mismo, buscando desarrollar su existencia propia. Esta mentalidad se refleja en la plástica, que deja de ser funcional para enfocarse en el placer.
La ciudad democrática y racional permitió un arte a la medida del ser humano, un interés por la belleza como medio de satisfacción y mejora de la vida.
También la filosofía se centraba en el hombre. Así, Protágoras declaró que "el hombre es la medida de todas las cosas". El ser humano se descubrió a sí mismo y representó su imagen mediante un arte realista en el que la figura humana era valorada por su propia belleza y armonía.
Este humanismo se manifiesta incluso en el antropomorfismo de los dioses, reflejado en la escultura. Así, el arte cumple una doble función:
Placer estético.
Resaltar los aspectos religiosos y prácticos.
Los órdenes
La arquitectura griega es arquitrabada. Las columnas y los muros son los soportes o elementos sustentantes de unos entablamentos horizontales, cerrando el edificio con una cubierta a dos vertientes.
El sistema constructivo sigue unas normas que fijan la forma, tamaño y decoración de las partes del edificio, resultando en los llamados órdenes (dórico, jónico y corintio).
Las órdenes arquitectónicas se difundieron rápidamente, pues ya estaban claramente definidas en los templos construidos en la época arcaica (los dos primeros), mientras que el corintio se comenzó a usar en la segunda mitad del siglo V aC
Desde la base, el templo se asienta. sobre un basamento escalonado o crepidoma que eleva y distingue el edificio sobre el terreno. La grada superior se llama estilóbato y las dos inferiores estereóbatos.
El orden dórico
Surge hacia el siglo VII aC, procedente de la Grecia continental, creado por los dorios, un pueblo agrícola de carácter austero. Sus orígenes están en un templo primitivo de madera, rodeado de una columnata y un entablamento de madera; sobre el crepidoma se levantaban fustes de madera cuyo propio abombamiento natural originaría el éntasis y cuyo trabajo de descortezamiento por medio de herramientas dio lugar a las estrías características de este orden. La disposición de las vigas del entablamento, transversales a la fachada, generó el juego entre macizo y vacío que daría lugar a triglifos y metopas. Finalmente, tal vez influenciados por Egipto, se dio el paso a la construcción en piedra. Hacia el 600 aC, el modelo del orden dórico ya estaba completamente desarrollado en templos como los de Hera en Olimpia o Artemisa en Corfú.
Elementos principales del orden dórico
Crepidoma : con tres escalones: estereóbatos (los dos inferiores) y estilóbato (el superior).
Fuste : estriado (18 estrías) en arista viva y con éntasis o ensanchamiento en su parte central. El fuste arranca directamente sin base.
Capitel : collarino, pieza que separa el fuste; equino, moldura semicircular convexa; ábaco, pieza rectangular sobre la que descansa el entablamento.
Entablamento : presenta a su vez arquitrabe liso y ancho; friso, dividido en triglifos (con molduras verticales) y metopas (lisas, decoradas con relieves); y cornisa, la parte más alta del entablamento, con decoración geométrica ocasional.
Frontón : decorado habitualmente con programas escultóricos.
El orden jónico
A mediados del siglo VI aC, aparece en Jonia. Se desarrolla como construcción en piedra, con valores simbólicos, ya que el templo se concibe como un bosque sagrado, de ahí su mayor número de columnas y los capiteles con volutas, que parecen ser plantas que florecen al contacto con lo divino.
Es más esbelto, refinado y orientalizante, proveniente de Asia Menor y el Egeo.
Adquiere dimensiones más monumentales y majestuosas.
Características:
Crepidoma : sigue el esquema dórico pero entre el estilóbato y la basa de la columna presenta un plinto paralelepípedo.
Basa : formada por dos toros (moldura convexa) y una escocia (moldura cóncava).
Fuste : estriado (18 estrías) sin éntasis . Más esbelto que el dórico.
Capitel : collarino decorado con astrágalos (cuentas en relieve). Equino con decoración de óvulos y volutas en los extremos. Ábaco rectangular.
Entablamento : el arquitrabe tiene tres bandas (fascias) en saledizo, con friso liso o decorado, y cornisa en saledizo.
Frontón: Decorado habitualmente con programas escultóricos.
El orden corintio
Aparece en la primera mitad del siglo IV aC Las diferencias respecto al jónico radican en el capitel. Según la leyenda, fue el escultor Kalímaco quien, tras un viaje a Corinto, inventó este capitel. El primer templo conocido con este modelo es el templo de Apolo Epicurio en Basas, construido por Ictino.
Características
Capitel : astrágalo y ábaco similar al jónico, pero con un equino formado por hojas de acanto, dispuestas en dos o más filas. Las inferiores se curvan hacia afuera y las superiores se enrollan en caulículos.
La cubierta: sobre el entablamento se coloca una cubierta a dos aguas. Las fachadas, entre la cornisa y el ángulo del tejado, se decoran con un frontón triangular. En los laterales, se colocando los simas (canalones) y las acróteras.
Los Órdenes
El templo griego
La arquitectura y arte griegos se dividen en las siguientes etapas:
Período Arcaico: siglos VIII-VII aC
Período Clásico: siglos V-IV aC
Período Helenístico: siglo III aC hasta la dominación romana.
El templo es la expresión más característica de la arquitectura griega. Deriva del megarón prehelénico y estaba diseñada para ser apreciado desde el exterior, importando menos su configuración interna. Por ello, se dice que es una arquitectura de "valores escultóricos".
El templo griego se construyó para albergar la imagen divina, y en general es de proporciones medianas. El altar se encontraba en el exterior.
La arquitectura griega se define por su armonía constructiva, basada en el número, la proporción y el equilibrio, ideales de belleza. De esta búsqueda de armonía surgieron las órdenes, que marcaron un modelo de proporción arquitectónica. También se buscaba la perfección técnica, visible en el acabado de los muros, con sillas ajustadas sin argamasa y sujetos con grapas de plomo.
Se aplicarán reajustes ópticos para lograr una impresión de perfección. Los arquitrabes y estilóbatos se arqueaban ligeramente para evitar el efecto óptico de combate de las líneas horizontales. Las columnas de los extremos se acercaban ligeramente más entre sí, lo que, combinado con sombras calculadas, creaba una sensación de nitidez. Estas mismas columnas se inclinan ligeramente hacia adentro para reforzar la verticalidad.
La arquitectura griega es contraria al gigantismo de Egipto y Mesopotamia.
Otra característica es que es una arquitectura arquitrabada y, en la época clásica, el mármol fue el material preferido. También utilizaron la policromía (rojo y azul).
Características formales y tipos de planta.
Planta rectangular y uniforme, apenas variada a lo largo del tiempo.
El templo se ubica en un lugar aislado y sagrado (temenos), accesible por puertas monumentales ( Propíleos ).
Todo el templo se asienta sobre un basamento escalonado o crepidoma .
En el interior se disponen tres salas:
Pronaos : pórtico o salón abierto, flanqueado por los muros laterales terminados en pilastras ( antae ) y generalmente con dos columnas entre ellas (columnas in antis ).
Naos o cella : sala donde se veneraba a la divinidad.
Opisthodomos : estancia posterior, a veces abierta como falso pórtico, o cerrada, donde se guardaban objetos de culto.
Alrededor de las dependencias litúrgicas se situaba un pasillo exterior o perístasis, delimitado por columnas, cuyo número y distribución ofrecía varias clasificaciones:
In antis : dos columnas en la fachada principal, flanqueadas por los muros laterales.
Próstilo : columnas solas en la fachada principal, sin prolongación de los muros.
Anfipróstilo : con columnas en ambos frentes.
Períptero : cuando la columnata rodea todo el templo.
Díptero : con doble fila de columnas rodeando el templo.
Pseudoperíptero : con columnas adosadas.
Según el número de columnas en la fachada principal, se clasificaban los templos:
Tetrástilo : con cuatro columnas.
Hexástilo : con seis columnas.
Octástilo : con ocho columnas.
El Partenón
Después de las Guerras Médicas, la Acrópolis de Atenas quedó en ruinas, y los ancianos habían prometido, durante el conflicto, mantenerla destruida para que las futuras generaciones recordaran la brutalidad del invasor. No obstante, Atenas, fortalecida tras la victoria y bajo el liderazgo de Pericles, decidió reconstruirla y engrandecerla. Con los recursos de la Liga Délica, aportados por las polis griegas para financiar los medios bélicos necesarios para protegerse de un posible nuevo ataque persa, se emprendió la construcción de una serie de monumentos que, con el tiempo, se convertirían en una expresión imponente de la época.
La Acrópolis, una colina rocosa que se eleva en medio de la llanura ática, era considerada por los atenienses como un lugar sagrado dedicado principalmente al culto de sus dioses.
A la Acrópolis se accedería por los Propíleos, una entrada monumental compuesta por dos pórticos, uno hacia el exterior y otro hacia el interior, junto con dos adicionales a los laterales. Contaba con cinco puertas, siendo la central la más ancha. Junto a esta entrada, se erigió el Templo de Atenea Niké, diseñado en el 449 por Calícrates. Este es un templo jónico, tetrástilo y anfipróstilo, de reducidas dimensiones (poco más de 8 metros), que combina la naos y la pronaos, y cuyo acceso estaba cerrado mediante una verja, lo que le confería una falsa apariencia de templo in antis . Es el primer templo de Asia Menor que deja de lado las prótesis. El espectador se encontró con la estatua de Atenea Promakhos de Fidias, y más tarde con el triple templo del Erecteion. Este edificio albergaba las irregularidades del terreno y presentaba dos áreas diferenciadas: la parte oriental, más alta, dedicada a Atenea Polias (diosa del culto agrícola), y la sección baja, consagrada a Poseidón Erechteo. El pórtico lateral, con la famosa tribuna de las cariátides, contaba con seis columnas jónicas, cuatro en la parte frontal y dos a los lados. A la derecha del Erechteion se encontraba el Santuario de Artemisa Brauronia, pero el templo más imponente era el Partenón:
Su construcción se inició en el 447 aC, bajo la dirección de los arquitectos Ictinos y Calícrates, bajo la supervisión de Pericles. Fidias, además de coordinar los trabajos, se encargó de la decoración escultórica y de la realización de la imagen titular, la Atenea Parthenos. Entre 447 y 432 aC, se completó la estructura arquitectónica y se esculpieron las metopas; entre 442 y 438 aC, se realizó el friso jónico que rodea el muro exterior de la naos, y se consagró la efigie crisoelefantina de la Partenos. Entre 438 y 432 aC, tras la huida de Fidias a Olimpia, su taller reunió la iconografía de los frontones.
El edificio pasó por diversas funciones a lo largo de la historia: se utilizó como iglesia cristiana, mezquita, residencia, e incluso como polvorín. Fue dañado y saqueado en múltiples ocasiones, lo que explica su estado actual.
El Partenón fue construido con mármol del monte Pentélico, de gran belleza. Tras su construcción, los muros y columnas fueron cuidadosamente cincelados para eliminar cualquier imperfección; Finalmente, el edificio fue pintado: las acróteras se colorearon con diversos tonos, los fondos de los frontones y las metopas en tonos oscuros como negro, rojo y azul, con el fin de resaltar las esculturas. Los triglifos eran azules con estrías negras, y los collarinos se pintaron de rojo, entre otros detalles cromáticos.
En cuanto a su disposición, todo el edificio, al cual se accedía por unas gradas, estaba rodeado por un pórtico de columnas: ocho en las fachadas principales y 17 en las laterales, si se cuenta dos veces la columna de la esquina. Era un templo períptero y octástilo.
En su interior, el Partenón tenía un edificio rectangular dividido en varias estancias. El acceso principal se realizaba por un pórtico, que conducía a una puerta de entrada a la estancia principal (naos), donde se encontraba la estatua de la diosa, situada sobre un basamento. Este espacio estaba dividido en tres naves por dos filas de 10 columnas dóricas. Las columnas, dispuestas en dos niveles en los laterales, enmarcaban la imagen de la diosa, con una galería posterior que rodeaba la figura. Se superponían dos columnas dóricas para aumentar la altura del edificio, recreando la escena del trono de la estatua. El muro de la naos no tenía ventanas ni aberturas, salvo la puerta de acceso.
La Sala de las Vírgenes o Partenón, era una estancia rectangular precedida por cuatro columnas jónicas en el centro. Además de albergar el tesoro y las ofrendas, este espacio era utilizado por las jóvenes atenienses que servían a la diosa por un tiempo. Al frente de esta sala se disponía un pórtico, similar al ubicado en el extremo opuesto del edificio, sostenido también por seis columnas.
El templo es un ejemplo de arquitectura arquitrabada con predominio del orden dórico (tanto en el pórtico como en el interior de la naos), aunque también incorpora elementos jónicos en el friso continuo que recorre el muro exterior del edificio y en la Sala de las Vírgenes. , donde las columnas dóricas que sostenían la techumbre eran de estilo jónico.
Las dimensiones del Partenón fueron diseñadas para honrar a la diosa protectora de Atenas y para plasmar la grandeza de su polis. El estilóbato mide 69,51 metros de largo por 30,86 metros de ancho. Las columnas del peristilo alcanzan una altura de 10,43 metros, con un diámetro de 1,90 metros en la base. A pesar de su gran tamaño, el edificio fue diseñado con proporciones y armonía entre sus partes, creando una sensación de equilibrio y naturalidad. Para corregir la percepción visual de una ligera concavidad en el centro, los entablamentos y el estilóbato tienen una ligera elevación convexa de un centímetro en el centro. Las cuatro columnas de las esquinas son algo más gruesas para evitar la sensación de que son más delgadas que los demás y para eliminar la impresión de esbeltez forzada.
El edificio estaba concebido como morada divina. Las ceremonias religiosas se realizaban en la explanada frente al templo, donde se situaba el altar para los sacrificios, y las puertas del templo permanecían abiertas durante las ceremonias. Aunque los griegos podían entrar al interior, solo lo hacían para rezar individualmente y hacer ofrendas.
Tan relevante como el diseño arquitectónico es la decoración escultórica que Fidias aplicó al edificio:
Los frontones:
El frontón oriental mostraba el Nacimiento de Atenea, surgiendo madura y completamente armada de la cabeza de Zeus. Niké la coronaba, mientras Hermes y Hefesto, que habían actuado como cirujanos, observaban sorprendidos. Aunque muchas de estas imágenes se han perdido, en los extremos del frontón se representaban figuras como Hebe de pie, Deméter y Kore sentadas, y Dionisos recostado, observando el carro del Sol. En el lado opuesto, se encontraban Hestia, Dione y Afrodita, contemplando cómo el carro de la Luna se sumergía en el océano. Las figuras, de igual escala, se acomodaban a las formas triangulares del frontón. Las telas de los vestidos se adherían al cuerpo, revelando la anatomía subyacente, lo que dio lugar a la técnica de "paños mojados".
El frontón occidental representaba la competencia entre Poseidón y Atenea por convertirse en los patrones del Ática. Poseidón, con su tridente, hizo brotar un manantial en la Acrópolis, mientras que Atenea lanzó su jabalina y, al caer al suelo, hizo germinar un olivo. Los dioses y héroes locales, que actuaron como jueces, decidieron un favor de Atenea.
Las metopas:
Las 92 metopas están distribuidas en bloques de 14 y 32, representando cuatro ciclos míticos en los que Atenea complementó un papel destacado: la Gigantomaquia en el frente oriental; la Amazonomaquia en el frente occidental; la Guerra de Troya en el lado norte; y la Centauromaquia en el sur.
El friso de las Panateneas:
El friso continuo, de 159 metros de longitud, representa el desfile de las Panateneas. Fidias logró una gran corporeidad en las figuras, que, aunque en relieve bajo, muestran una notable solidez. Los ropajes caen con naturalidad, y bajo ellos las formas corporales están modeladas con gran realismo. El friso se desarrolla en un solo plano sobre un fondo pintado de color oscuro, mostrando el clasicismo en su máxima expresión.
Cada año, el 28 de julio, la ciudad de Atenas celebraba una procesión hasta la Acrópolis para realizar la hecatombe en honor a Atenea. Las Panateneas Menores se alternaban con las Mayores, que se celebraban cada cuatro años, coincidiendo con el tercer año de cada Olimpiada. En estas, las doncellas entregaban el peplo tejido a los sacerdotes para vestir a la diosa. El friso refleja ambas conmemoraciones, con jinetes, carros, músicos, portadores de órdenes y animales de sacrificio en la franja principal, junto a la Asamblea de los dioses, que observa cómo las vírgenes atenienses entregan el vestido a su patrona. Gran parte de este friso se conserva en el Museo Británico.
El Partenón
La escultura. Los grandes maestros de los siglos V y IV: Policleto y Fidias. Praxíteles y Scopas. Lisipo y su canon.
La escultura griega se refiere principalmente a las obras de bulto redondo realizadas en mármol o bronce. Todas las estatuas de mármol estaban pintadas, mientras que en los bronces se añadían detalles como láminas rosadas en los labios, ojos hechos con vidrios y pastas vítreas, así como incrustaciones en los pezones.
La evolución de la escultura griega atraviesa varias etapas: partiendo de un arte geométrico, estilizado y esquemático, evoluciona hacia un realismo que, en el período clásico, se asocia con una concepción estética idealista, para luego, en la época helenística, llegar a un barroquismo expresivo y dinámico.
Entre los siglos XI y VIII aC, se desarrolló un arte principalmente ornamental, con líneas, puntos y círculos decorando recipientes y utensilios. Las representaciones humanas en estas decoraciones eran figuras geométricas simplificadas. Las pocas esculturas halladas de esta época son pequeñas figuras de marfil, piedra o hueso, que representan tanto personajes masculinos como femeninos, reducidos a formas básicas y esquemáticas.
Desde finales del siglo VIII hasta inicios del siglo V aC, surge el estilo arcaico, influenciado por Oriente. Este estilo avanza hacia el naturalismo, y la escultura de esta época presenta las siguientes características:
Predominio de la figura humana sobre las representaciones animales. El ser humano se convierte en el centro del arte.
Las esculturas, en su mayoría, son de tamaño natural.
Se empieza a representar el desnudo masculino como exaltación de la belleza física, mientras que el desnudo femenino aún no aparece.
La escultura mantiene ciertos convencionalismos de la tradición oriental: frontalidad, rigidez, estatismo y formas cerradas, aunque se nota una tendencia creciente hacia el naturalismo.
Las esculturas de jóvenes (kouroi y korai) son representativas de esta época.
Los kouroi : son representaciones de jóvenes atletas victoriosos en competiciones. A veces también representaban a dioses. Estas figuras, realizadas en mármol y pintadas, se caracterizan por su frontalidad, pensadas para ser vistas desde el frente; hieratismo: posturas rígidas y compactas, con brazos pegados al cuerpo y mirada al frente; estatismo: solo avanzan ligeramente el pie izquierdo para indicar movimiento, aunque sin lograr una verdadera sensación de desplazamiento; Anatomía simple y rudimentaria: con torsos abombados, caderas alineadas con la cabeza, y cabelleras geométricas que caen sobre la espalda. Se busca cierto grado de expresividad con la llamada "sonrisa arcaica", mostrando los dientes y levantando ligeramente las comisuras de los labios.
Las korai : representan a jóvenes que portan ofrendas o dones. Tienen el cabello recogido en la nuca y muestran la misma sonrisa arcaica que los kouroi , compartiendo los mismos convencionalismos. Sin embargo, su evolución hacia el naturalismo se observa en la representación cada vez más detallada de los pliegues de los vestidos y el tratamiento del cabello.
Korai. 530 a. C.
Las xoanas : originalmente esculpidas en madera y posteriormente en piedra, representan figuras de pie con una gran rigidez y frontalidad. Ejemplos destacados son la Dama de Auxerre y la Hera de Samos.
Los siglos V y IV aC constituyen el período clásico, durante el cual la escultura alcanza su máxima expresión.
Este período clásico se caracteriza por un deseo de plasmar la belleza ideal, con estudios matemáticos de las proporciones del cuerpo humano perfecto. La escultura progresa hacia un dominio del naturalismo, intentando reproducir la naturaleza tal como se percibe, pero perfeccionándola según normas intelectuales y filosóficas.
La belleza buscada no es solo física, sino que también debe transmitir una belleza espiritual e interior. El objetivo es representar una humanidad superior, perfecta y equilibrada, llena de elevados ideales.
Los temas predominantes en esta época son mitológicos, con figuras de dioses y héroes tratados con gran seriedad, presentados de manera digna y sublime, destacando su belleza.
Toda la escultura estaba pintada, y los bronces adquirían un brillo dorado. Se realizaron también esculturas crisoelefantinas, hechas de oro y marfil.
El canon de proporción se basaba en la cabeza: en el siglo V, la proporción armoniosa era de siete cabezas, mientras que en el siglo IV se incrementaba a ocho.
Introdujeron el principio de diartrosis: representaban el cuerpo desnudo como una estructura perfecta, destacando la movilidad de las articulaciones. Acentuaron la separación entre el tronco y las extremidades, marcando claramente los músculos del torso, la cintura y la cadera.
Rompieron con la frontalidad rígida adoptando el contrapposto, una postura en la que una pierna soportaba el peso mientras la otra se flexionaba, generando una inclinación sutil de las caderas.
Los grandes maestros de los siglos V: Policleto y Fidias.
Policleto: natural de Argos, fue un escultor de atletas en bronce y también teórico de la escultura. Escribió un tratado titulado Kanon (norma), en el que recopiló sus ideas sobre la representación del cuerpo masculino desnudo. Su principal preocupación era la proporción entre las partes del cuerpo en relación con el conjunto, lo que daba a sus esculturas una fuerza rítmica única. Estas ideas se reflejaron en sus obras más reconocidas:
El Doríforo : fundido en bronce en el 440 aC, representa a un joven avanzando, portando una lanza en su mano izquierda, apoyada en el hombro. Según Policleto, la cabeza debía representar una séptima parte del cuerpo, y el rostro se dividía en tres partes iguales: frente, nariz y la distancia desde la nariz al mentón. La pierna derecha soporta el peso del cuerpo, mientras que la izquierda está ligeramente retrasada. El brazo derecho cae relajado, y el izquierdo sostiene la lanza en ángulo. Esta postura, conocida como contrapposto , genera un movimiento cruzado y equilibrado. La cabeza está ligeramente inclinada hacia el lado opuesto, lo que refuerza el dinamismo de la postura.
El Diadúmeno : de 430 aC, muestra a un joven en el momento de ajustarse la cinta de los atletas vencedores. En esta escultura, las formas del cuerpo son más estilizadas y naturales, y el ritmo de alternancia se mantiene, pero con una composición más equilibrada y proporcionada.
Diadúmeno
La Amazona Capitolina : adapta el ideal masculino de Policleto a una figura femenina. La amazona, herida en el pecho, se apoya en su lanza mientras mantiene una postura similar a la del Diadúmeno , creando un ritmo compositivo similar.
El principal mérito de Policleto radica en la elasticidad y la perfecta expresión del potencial de movimiento de sus figuras.
Fidias (grabar su obra en el Partenón): Es el escultor más importante del período clásico. Nacido en Atenas (490-430 aC), murió en Olimpia tras ser acusado de robar materiales de la estatua de la Atenea Partenos, lo que le obligó a abandonar la ciudad. Fidias introdujo el nous (espíritu) en las representaciones del panteón olímpico. Los rasgos más destacados de su estilo incluyen la belleza serena de los rostros, la flexibilidad y transparencia de los ropajes, y una combinación magistral de equilibrio y dinamismo. Su innovación más importante fue resolver el reto de decorar los frontones, permitiendo que los cuerpos pudieran observarse desde distintos puntos de vista. Además, los pliegues ondulantes de los vestidos, conocidos como paños mojados , no ocultaban la anatomía de las figuras.
Fidias fue el "creador de dioses", y entre sus obras más destacadas están las tres imágenes de Atenea: Promakhos , Lemnia y Parthenos , así como el monumental Zeus de Olimpia. Ninguna de estas esculturas ha llegado hasta nuestros días, aunque se conocen a través de copias y descripciones literarias.
Atenea Promakhos : erigida en la Acrópolis en el 460 aC para conmemorar la victoria sobre los persas. Con una altura de 15 metros, su brillo servía como guía para los navegantes que se acercaban a Atenas.
Atenea Lemnia : realizada en 450 aC, fue encargada por los atenienses que iban a colonizar Lemnos. Aparece en actitud pacífica, desarmada y con el casco en la mano.
Atenea Parthenos : de 438 aC, medía 12 metros y estaba hecha de marfil y oro. Presidia la naos del Partenón. Su ropaje de oro era majestuoso, y sostenía en su mano derecha una figura de la Victoria, mientras que con la izquierda apoyaba un escudo decorado con escenas de batalla.
Zeus Olímpico : una escultura colosal de Zeus sentado en su trono, hecha también de oro y marfil, que presidía la cella del templo de Olimpia.
Los grandes maestros del siglo IV: Praxíteles y Scopas. Lisipo y su canon
Superada la etapa culminante del clasicismo, se inicia una tendencia hacia la barroquización de las formas, estilizando los cánones, acentuando el movimiento y abandonando la estricta ortodoxia que exigía un equilibrio absoluto, armonía y proporción. Tres nuevas corrientes influyen en la escultura griega del siglo IV aC:
La charis praxiteliana, que busca expresar emociones líricas; el pathos scopadiano, que explora estados dramáticos; y la fusión de ambas corrientes realizada por Lisipo, quien, siendo el más clásico, establece un nuevo canon de belleza ideal del cuerpo humano basado en una proporción de ocho cabezas.
Praxíteles :
Nacido en Atenas, Praxíteles aprendió el oficio de su padre, Cefisódoto el Viejo, y contó con el pintor Nikias como su colaborador habitual en la policromía de sus obras. Praxíteles representaba a los dioses como seres humanos bellos, gráciles y despojados de la majestad y solemnidad tradicional. Sus figuras transmiten una expresión vaga y soñadora, utilizando la "curva praxiteliana" para crear un ritmo ondulante, y el "sfumato" en los rostros para otorgarles un aire melancólico, casi de ensueño.
Se caracteriza por una temática que muestra a los dioses en actitudes cotidianas. Entre sus obras más conocidas se encuentran:
El sátiro escanciador : esculpida para la Vía de los Trípodes, mide 1,47 m de altura y es una obra de juventud (365 aC). La figura vierte vino de una jarra que sostiene en la mano derecha hacia un recipiente en su mano izquierda, realizando un gesto que lleva la mano derecha por detrás del perfil hasta el codo y luego desciende la jarra con la otra mano.
Apolo sauróctonos : sorprende a un lagarto trepando por el tronco de un árbol y parece dispuesto a matarlo con su dardo dorado. Representa al dios de la luz venciendo a la noche, simbolizada por la lagartija. Su cuerpo describe curvas suaves y prolongadas. Es otra obra temprana de Praxíteles.
Afrodita saliendo del baño o Afrodita Cnidia : su obra maestra, realizada en 360 aC, fue el primer desnudo femenino completo del arte griego. La diosa toma un paño de un ánfora a su izquierda con un movimiento suave, revelando sus formas delicadas. La estatua estaba ligeramente coloreada, y su cabello era rubio. Se dice que se inspiró en su amante Friné para crearla.
Hermes y el niño Dionisos : única obra original de Praxíteles que se conserva (330 aC), es el compendio de su arte. La iglesia católica cristianizó esta representación de Hermes transportando al joven Dionisos, interpretándola como San Cristóbal. La figura de Hermes, que ofrece un racimo de uvas al niño, adquiere la humanidad característica de las representaciones divinas de Praxíteles. Su textura, con un pulido sutil y difuminado, es excelente.
Scopas :
Nacido hacia el 380 aC en la isla de Paros, conocida por sus canteras de mármol, Scopas profundizó en la representación de emociones patéticas, creando personajes atormentados y llenos de pasión. Sus obras reflejan héroes trágicos y su predilección por los elementos irracionales del cortejo dionisíaco. Caracteriza sus esculturas con un tipo de cabeza redonda, con la cara recogida bajo un frente pesado y ojos profundos, capaces de expresar emociones intensas como cansancio, drama o tensión.
Ménade furiosa : es su obra más destacada, representando a una mujer en plena orgía, con un cabrito muerto sobre los hombros. Esta escultura muestra el pathos scopadiano, con dinamismo corporal, bocas entreabiertas y ojos penetrantes. Los paños crean un contraste dramático entre luz y sombra, y fueron diseñados para ser vista de lado.
Entre otras obras de Scopas destacan Meleagro y Mausolo .
Lisipo :
El último gran escultor clásico, Lisipo fue el artista preferido de Alejandro Magno. Nacido en Sición, se especializó en la escultura en bronce y revisó el canon de Policleto, haciendo que la cabeza fuera una octava parte de la altura del cuerpo. Sus esculturas muestran un gran realismo y parecen capturar el movimiento en el espacio.
El Apoxiomenos : toma su nombre de la acción que realiza la figura, un atleta limpiando con un "strigil" después del ejercicio. A diferencia de las representaciones anteriores, el eje del cuerpo está desplazado hacia adelante, con el brazo derecho extendido, rompiendo la frontalidad y generando un escorzo que añade dinamismo a la figura. Esta obra refleja el esfuerzo de Lisipo por adaptar el arte al realismo naturalista.
Ares Ludovisi : su postura dinámica ofrece una multiplicidad de puntos de vista. El amorcillo a sus pies refleja los cambios de la época.
Hércules Farnesio : muestra a Hércules descansando sobre su clava después de sus trabajos. La musculatura de la figura crea un efecto intenso de claroscuro, anticipando el estilo helenístico.
Otras obras de Lisipo incluyen Hermes Landsdowne , Eros tensando el arco y retratos de Alejandro Magno.
El período helenístico
En el 323 aC, tras la muerte de Alejandro Magno, su imperio se dividió entre sus generales, dando origen a los reinos helenísticos. Estos reinos acabaron convirtiéndose en provincias romanas, y el período que transcurre desde la muerte de Alejandro hasta la caída de Egipto en el 30 aC se denomina período helenístico, caracterizado por una mezcla de la tradición clásica con elementos orientales y una nueva concepción de la vida. centrado en el disfrute de la misma.
Las principales ciudades helenísticas tenían un urbanismo reticular, con calles dispuestas en ángulo recto y organizadas en manzanas regulares, siguiendo los principios de Hipódamos de Mileto. En el centro de estas ciudades se situaba el ágora, una plaza amplia con pórticos o estoas . Surgieron imponentes edificios públicos, privados y religiosos, como palacios, bibliotecas, teatros y santuarios, que contaban con varias plantas y columnas gigantes, con órdenes superpuestas (jónico en el primer piso y corintio en el segundo).
En cuanto a la escultura, el período helenístico produjo creaciones que ya no se centraban en un único punto de vista, sino que podían apreciarse desde cualquier ángulo. Se resolvió la torsión del cuerpo y operaron composiciones complejas con varios personajes. La pérdida de la fe en los dioses antiguos llevó a una mayor preocupación por el individuo, dando lugar a la representación de emociones y temas realistas. También se exploran representaciones del amor, desde lo más inocente hasta lo más aberrante. Dionisos adquirió una importancia creciente, al igual que la diosa Tyche, o Fortuna. La escultura helenística abarcó las tres edades de la vida, desde la niñez hasta la vejez, y los modelos podían ser griegos o extranjeros, representados desnudos o vestidos.
Cinco grandes escuelas destacaron en este período:
La escuela de Atenas : aunque no lidera la escultura griega, se centra en el retrato de figuras intelectuales como Demóstenes, Sófocles o Epicuro. El escultor Boetas, dentro de la tradición de Lisipo, creó El joven orante . Apolonio, autor del Torso de Belvedere , fue otro seguidor de Lisipo. La escuela neoclásica de Atenas, heredera de Praxíteles, Scopas y Lisipo, se especializó en copiar y rejuvenecer modelos clásicos de los siglos V y IV. Entre sus obras se encuentra El Espinario , un atleta quitándose una espina del pie.
La escuela de Alejandría : enfocada en lo expresivo y característico, esta escuela produjo bronces que representaban personajes callejeros como el negrito encantador o niños cabezudos bailando. También crearon esculturas alegóricas, como el Río Nilo , representado como un dios barbado reclinado.
La escuela de Pérgamo : conocida por sus temas patéticos y violentos, conmemora la victoria del rey Atalo I sobre los gálatas en el 228 aC con esculturas como el Gálata Ludovisi , que se suicida tras matar a su esposa. Bajo Eumenes II, se erigió el Altar de Zeus y Atenea en 180 aC, decorado con relieves que narraban la lucha de los dioses olímpicos contra los gigantes.
Gálata Ludovisi
La escuela de Rodas : profundización en la expresión del sufrimiento y el dolor. Su obra más destacada es el Toro Farnesio , que muestra a los hijos de Antíope atando a Dirce a un toro como venganza. Laoconte, obra realizada en el año 50 d. C. por los escultores Agesandro, Polydoro y Athenodoro para decorar la Domus Áurea de Nerón. Representa a Laoconte, sacerdote de Apolo, que fue condenado por desobedencia a los dioses a morir junto a sus hijos por dos serpientes enviadas por los dioses. Se descubrió en 1.506 la línea serpentinata. Muestra dolor físico y dolor moral. Las líneas eje de la obra son diagonales.
Laoconte
La escuela de Antioquía : su obra más representativa es la Tyche de Antioquía , creada por Eutíquides, que representa a la diosa sentada sobre un terreno rocoso, con espigas en las manos y el río Orontes a sus pies.
Las tanagras : pequeñas estatuillas de barro cocido, ofrecen una visión de la vida cotidiana griega, representando a jóvenes paseando, madres con hijos o amigas conversando, con una técnica notable.
El período helenístico
Entre los siglos VI y I aC, los íberos, cuyo territorio abarcaba desde Andalucía hasta el Languedoc, desarrollaron una cultura homogénea. Aunque su lengua no ha sido descifrada, su arte refleja la vida cotidiana y las creencias de estos pueblos. En Porcuna (Jaén) y Osuna (Sevilla), se encuentran esculturas de guerreros combatiendo, protegidas por corazones. Los animales, tanto reales como fantásticos, también desempeñan un papel importante en las esculturas funerarias, como leones y toros, o criaturas mitológicas como esfinges y grifos. La Bicha de Balazote , un toro con cabeza humana, es un ejemplo destacado de la escultura íbera con influencias orientalizantes.
Las figuras más famosas incluyen a la Dama Oferente del Cerro de los Santos (siglo IV aC), con un vaso en las manos y cubierta por un manto de bordes en zigzag. La Dama de Elche (siglo IV aC), con su busto adornado por collares y ruedas laterales, es otro ejemplo de la escultura íbera. Ambas piezas, concebidas como urnas funerarias, muestran una extraordinaria finura en el modelado.
Junto a estas esculturas de gran tamaño, los íberos también crearon estatuillas de bronce, conocidas como exvotos, que reflejan la influencia del arte griego en su estilo.
Dama de Elche