Historia del mundo contemporáneo - 1º Bachillerato
Historia del mundo contemporáneo - 1º Bachillerato
Las unificaciones de Italia y Alemania
La unificación italiana
Inicios de la unificación: La unificación de Italia se inició en la primera mitad del siglo XIX, cuando Italia estaba fragmentada en múltiples estados y dominios extranjeros.
Etapas de la unificación:
Anexión de Lombardía (1859): Bajo el liderazgo de Cavour y con la ayuda de Napoleón III, el Reino de Cerdeña logró anexar Lombardía, un territorio controlado por Austria.
Conquista de Nápoles (1860): Giuseppe Garibaldi lideró una expedición en el sur de Italia y logró la conquista de Nápoles y Sicilia.
Incorporación de Venecia (1866): Después de la Guerra Austro-Prusiana, Venecia se unió al Reino de Italia.
Ocupación de Roma (1870): Con la retirada de las tropas francesas de Roma, las fuerzas italianas ocuparon la ciudad, culminando la unificación.
Consecuencias de la unificación: La unificación italiana dio lugar a la creación del Reino de Italia en 1861, con Víctor Manuel II como rey. Italia se convirtió en un estado nación unificado, pero también enfrentó desafíos, como la necesidad de consolidar su autoridad en todas las regiones y resolver cuestiones de identidad regional.
La unificación alemana
Orígenes de Alemania: Antes de la unificación, la región que ahora conocemos como Alemania estaba dividida en numerosos estados y territorios, siendo el Sacro Imperio Romano Germánico una entidad anterior.
Proceso de unificación:
Guerra de los Ducados (1864): Prusia liderada por Bismarck derrotó a Dinamarca y obtuvo control de los ducados de Schleswig y Holstein.
Guerra contra Austria (1866): En la Guerra Austro-Prusiana, Prusia derrotó a Austria y creó la Confederación de Alemania del Norte, excluyendo a Austria.
Guerra Franco-Prusiana (1870-1871): Bismarck provocó un conflicto con Francia, que unió a los estados alemanes contra un enemigo común. La victoria prusiana llevó a la proclamación del Imperio Alemán en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles en 1871, con Guillermo I como emperador.
Consecuencias de la unificación: La unificación alemana condujo a la creación del Imperio Alemán, un estado centralizado bajo liderazgo prusiano. Bismarck implementó reformas económicas y políticas para consolidar la unidad, y Alemania se convirtió en una gran potencia europea en el siglo XIX.